El Valencia se fue pitado de Mestalla tras no ser capaz de superar al Zaragoza (1-1), que llegaba como colista y mostró su mejor cara de toda la temporada. El equipo de Emery mostró signos preocupantes de inoperancia y acumula tres partidos sin ganar en Liga, lo que le aleja de los puestos de cabeza.
El defensa italiano Maurizio Lanzaro se convirtió en dos minutos en protagonista del encuentro, al encontrarse un balón suelto tras saque de falta, hacerse un sombrero a sí mismo en detalle de delantero centro contrastado y fusilar a Moyá. Quizá fuese el gol tan tempranero el que relajó al Zaragoza y mostró sus mejores minutos del curso.
Curioso al menos, que estos minutos llegasen con Ander Herrera en el banquillo. Jorge López y Lafita llevaban con certeza las contras, que propiciaron dos claras ocasiones que desbarató Moyá, un mano a mano con Lafita y un remate cruzado de Braulio.
El gol inicial produjo el efecto contrario en el Valencia, al que le vino a la memoria el partido ante el Mallorca de la semana pasada. Sin Soldado de inicio, Emery puso a Pablo Hernández, Mata y Vicente detrás de Aduriz, pero el balón no llegaba con claridad arriba, dado que Banega aún no ha aparecido en este curso.
De nuevo Lanzaro
En ese ritmo andaba el choque, cuando un centro al área sin más peligro fue cabezeado por Lanzaro en presencia de Aduriz cuando Doblas salía a por él. El balón, ante la atónita mirada de todos, se convertía en el regalo del Zaragoza al Valencia para el 1-1. El mejor trabajo del año se tiraba al traste por una tonta descoordinación.
Era de esperar que el Valencia no desaprovecharía el regalo y entraría en la segunda mitad rematase tal ofrenda. El Zaragoza no apareció mucho en el área de Moyá en la continuación y el Valencia, más por inercia que por juego, apretó, pero sin síntomas excesivos de peligro.
Y si no fue suficiente el regalo de Lanzaro, Delgado Ferreiro también quiso llevar su presente a Mestalla. A 20 minutos del final, expulsó a Ánder Herrera (en el campo al inicio de la segunda parte) tras cortar una contra llevada por Mata. La acción, como mucho, era merecedora de amarilla.
Ni con Soldado y Joaquín ya en el campo, ni contra un colista con diez. Incluso, un fuera de juego que no era pitado a Braulio pudo significar el segundo del Zaragoza. Aduriz y Soldado se enredaron en las tretas de Ponzio, Contini y Lanzaro y se olvidaron de lo importante.
El resultado, poco útil para ninguno, deja a José Aurelio Gay más tranquilo, al puntuar en un campo complicado y traspasa las dudas a Emery, que ha visto como su equipo pasaba de alternativa a la 'Liga de dos' a duda para la 'Liga del resto'.
Fuente: Marca.com
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